jueves, 9 de septiembre de 2010

Depravación absoluta.

Hace unos minutos estaba bromeando con un cliente y éste me pide una Litrona. Se la sirvo y me dice "déjame al alcance unos cacahuetes". Inclino la cintura y echo hacia atrás la espalda, le digo "cógelos tú mismo".

En ese momento sale "M.E.B." del baño y me hace "yo te los cojo, yo te los cojos" mientras su mano se avecina sobre mis genitales. De nuevo, las arcadas invaden mi cuerpo y noto como la hiel sube por mi garganta.

Le cojo la mano y se la aparto, pero él repite. Mientras tanto el cliente con el que bromeaba solo ríe. Aquí se acaban las bromas por hoy, pues con M.E.B. en el bar, es imposible hacer nada sin que él se entrometa.

¿Nunca acabará esto?, es decir, ¿tan difícil es entender la palabra "olvídame"?, ¿tan complicado es lograr que alguien te deje en paz?

Creo que lo más complicado de todo es tener que aguantar estas cosas. Porque tranquilamente le habría roto la pata al muy hijo de puta. Lo más difícil en general es, en realidad, tener que mantener la compostura ya que actúo como gerente de un centro público.

¡Nueva vida!

Acontecimientos recientes en mi día a día me han hecho ver mis innumerables posibilidades.

Me he dado cuenta de que me percato de las cosas con más rapidez. Entiendo mejor lo que la gente (y aquellos que no pueden considerarse gente) me dice. Todo esto me confunde y me da miedo porque hay muchas cosas que no quisiera saber y por desgracia las sé.

El motivo de esta entrada es el nombre de la misma. Me he propuesto cambiar completamente de vida. He caído en la cuenta de que nada pasado puede solucionarse. Todo lo que dije o hice queda grabado y no cabo la posibilidad de poder ser borrado. Todo lo que sucede a mi alrededor y escapa a mi control no merece mi atención.

Durante 16 años he sido ese tío que escucha. El tío que ayuda a todo el mundo sin esperar nada a cambio. El tío que aconseja a todo el que se lo pide. El tío que concede favores a raudales. El tío que se pasa horas escuchando (o leyendo) cómo uno de sus amigos se desfoga y ayudándolo a salir de su agujero. El tío al que todos toman el pelo a su antojo.

En definitiva, que estoy harto de ser el chaval al que todos le dan por culo.

Creo que se han acabado esos sentimientos de empatía. Se acabaron esos consejos inútiles. Se acabaron esas bonitas palabras que esperan alguna respuesta (por muy dura que sea, pro alguna) y que solo dan a conocer otro bacio en mi ser.

¿Sufrir?, eso es cosa del pasado. Sufrir es para los débiles y yo ya me he cansado de formar parte de ellos.

Frases como "La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo vas a tener." empiezan a disiparse en mi persona.

Creo que voy a empezar a decir lo que piense realmente de quien sea aunque ello me cueste su "amistad".

¡Nuevas medidas!
- Corazón duro, frío e inerte. Mente abierta y despejada.

¡Nuevas esperanzas!
-Ser un cabrón. Ya que solo así hay posibilidad de triunfar en esta abominable sociedad.