domingo, 13 de marzo de 2011

Qué noche la de anoche...

Tumbado aquí, sobre mi cama, con el pensamiento fijo en ti. Con un enorme deseo de agarrarte y apretarte fuertemente entre mis manos, todavía excitado con el recuerdo de la noche anterior.

En la noche cálida y sofocante, tengo incontenibles ganas de agarrarte y decirte lo que siento. Tu recuerdo me tiene angustiado, apareciste..., desapareciste...

Todo sucediuó muy rápido, en la noche y en mi cama..., recuerdo cada detalle: con fricción te acercaste a mí y, sin pudor alguno, te pegaste a mi desnudo cuerpo. Con mi indiferencia, te acercaste más y más. Primero reposabas sobre mí, pero luego mordías todo mi cuerpo, sin recatos..., sin escrúpulos..., me tienes loco.

Al final me dormí..., cansado... Hoy al despertar te he buscado desesperadamente, en vano... Y no estabas... En la sábana había muestras de nuestra noche... En mi cuerpo muestras inolvidables...

Marcas que tardarían en sanar y tendré mucho tiempo presentes. Pero hoy te esperaré. No quiero imaginar lo que sucederá cuando acudas a mí... Esta noche YO me abalanzaré sobre ti con la fiereza de un felino..., de un gato con su presa... No escaparás de mí, de mis garras...

Te apretujaré hasta sentir la sangre de tu cuerpo... Y así podré al fin descansar tranquilo...


¡¡¡MOSQUITO DE MIERDA HIJO DE PUTA!!!